Aunque es muy
difícil establecer donde y cuando surgió el acrosport, sí que podemos afirmar
que, a lo largo de la historia del hombre, numerosas veces se ha utilizado la
acrobacia como elemento central en manifestaciones colectivas.
Diversos estudios comparativos de
los testimonios arqueológicos, diferentes culturas y crónicas escritas por los
historiadores, filósofos y poetas, sitúan el origen del acrosport hace 4000 años.
En el antiguo Egipto, se
encuentran numerosas escenas de danzas y acrobacias en las tumbas privadas de
los faraones, ya que estas ocupaban un lugar muy especial en fiestas y
ceremonias.
Por otro lado, excavaciones
arqueológicas en Grecia afirman que los antiguos griegos conocían los
ejercicios acrobáticos y hacían uso de ellos, por ejemplo, en los juegos
populares que realizaban con toros, sobre quienes hacían diversos saltos
acrobáticos con giros, volteretas, equilibrios…
En Europa, entre los siglos IV y
XIII, crece significativamente el interés por la actividad circense, donde los
acróbatas realizaban sus acrobacias en las calles de ciudades y pueblos y en
las diversas ferias que tenían lugar en la época.
Más tarde, ya en la época del
Renacimiento, aparece en Venecia el llamado “concurso de Arquitectura viva”,
que consistía en la elaboración de pirámides acrobáticas en las que el ganador
sería el equipo que más alta la construyera. Además, en esta época va creciendo
el interés de los pedagogos por la Educación Física como medio educativo y de
desarrollo. En relación a esto y en esta misma época, surgen los primeros
libros dedicados a los ejercicios acrobáticos.
Sin embargo, no fue hasta 1930 en la URSS que se
realizó la primera utilización de las acrobacias como deporte específico.
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